SEAT descubre sus secretos; una tarea de tres años: así es el proceso paso a paso del pintado del coche

La fabricación de los motores, de las piezas o el ensamblado de las mismas son quizá los pasos que primero se evocarían en el momento de pensar en el proceso de fabricación de un coche. Si bien, existe otro factor determinante que, aunque a priori puede parecer sencillo y liviano, se antoja como una labor de gran duración: el pintado del coche.

Seat, que acostumbra a desvelar a menudo secretos de su proceso de producción, asegura que transcurren hasta tres años desde el primer paso, el estudio de mercado, y el último, la aplicación de la pintura sobre el vehículo

Pero ¿en qué consisten las diferentes fases a seguir en esos 1.000 días que componen el proceso completo?

1.- Todo comienza creando una sinfonía de colores después de que un equipo especializado se haya dedicado a analizar las tendencias de mercado y a proponer la paleta de colores de los modelos que se lanzarán. «Además de seguir las modas, la definición de un nuevo tono es también algo muy intuitivo. Se tiene que sentir el pálpito de la calle y plasmarlo», asegura Font. En total, se destinan 1.000 litros de pintura para crear una nueva tonalidad.

2.- En el laboratorio se realizan las mezclas que convierten el trabajo de creación de un nuevo color en un ejercicio puramente químico. Para ejemplarizarlo, el Seat Arona es el modelo escogido por la marca: «Con la mezcla de 50 pigmentos diferentes y partículas metálicas se han acabado creando casi 100 variaciones de un mismo color para ver qué matiz encaja mejor», comenta Carol Gómez del departamento de Color&Trim. «Los colores son cada vez más sofisticados y la personalización se impone como una clara tendencia», añade Font. ¿El resultado? el Seat Arona se oferta con 68 posibles combinaciones.

3.- Ya en el taller, los coches se pintan a una temperatura de entre 21 y 25 grados. Se utilizan dos kilos y medio de esmalte, en un proceso automatizado, para el que se destinan 84 robots y seis horas por vehículo. Las cabinas de pintura tienen un sistema de ventilación similar al de los quirófanos para evitar que entre polvo del exterior e impedir, así, que se posen impurezas sobre el coche recién pintado. Siete capas en total, finas como un cabello, que se secan en un horno a 140 grados.

4.- Se someten a un ‘TAC’ que lo ve todo, en palabras de la compañía. Una vez pintado, 43 segundos bastan para comprobar que no haya ninguna anomalía en la aplicación. Con un escáner de última generación se revisa la uniformidad y que no haya impurezas.

Finalmente, tras tres años de trabajo, el color escogido está listo para rodar por la calle.

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